viernes, 21 de agosto de 2009

Un poco de história.

Un poco de história.
En muchos pueblos la luz eléctrica llegó tarde y poca, hasta entonces se utilizaban velas, lámparas de aceite y iluminación de acetiléno.
En una zona cercana a un pueblo abandonado, llegó la luz a finales de los años 20, se instalaron minicentrales eléctricas con un generador de 5 Kv, y que generaba una corriente de 150 voltios, las bombillas solo pidoan ser de 15 vátios, y la luz se pagaba a 3 pesetas por bombilla fija, y a 2 por bombilla móvil.
En otros tantos pueblos se tenian que construir costosas y largas canalizaciones para traer agua.
Habitantes que se hacían su pan, sus alimentos, gente que tenia una capacidad de supervivéncia y subsisténcia como no hay ahora, gente que todo cuanto tenían estaba al alcanze de su mano, y valoraban las cosas como el aire que respiraban. Unos valores que ahora es difícil ver en nuestra sociedad, y más difícil enseñar a las generaciones que vienen, por que no lo han conocido ni lo conocerán.
En muchos casos eran pueblos de paso, en otros muchos pueblos donde una familia se había instalado hacía años y sudando y trabajando habían construidos sus casas y habían labrado sus tierras.
Pueblos con actividades económicas própias, artesanía, forja, agricultura, madera, etc.
Por estos pueblos han cruzado desde condes hasta bandoleros e incluso ordenes de caballeros que se atrevían a matar en nombre de dios.
Pueblos con leyenda y leyendas, leyendas en las quel a gente creía, creencias que hacían diferente cada pueblo, que unían a sus gentes, gente que se relacionaba y que se ayudaba.
Es la história de un pais, sus raices, porque en la raíz de un gran árbol ,hay pequeñas raices, blandas y débiles que se mueven en busca de agua, y esas son las que alimentan al árbol.
Como la memória de esos pueblos ,nuestra história, esa história que estamos dejando perder, la gente abandona los pueblos y se mezcla en las ciudades, perdiéndose y desapareciendo poco a poco.
Porque olvidar el pasado nos hace volver a cometer los mismos errores, y por que seguro que la gente que ha vivdo en ellos no les gustaria que desapareciera una gran parte de sus vidas.
Esto son solo una parte de mis pensamientos, una parte de mis ilusiones y un poco de utopía, o no.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Factores que nos empujan al campo

Al contrario de lo que mucha gente piensa, en las últimas décadas algunos factores han convergido para dar como resultado un aumento considerable de la demanda de información, proyectos, subvenciones y todo lo relacionado con la vida en el medio rural. Este hecho ha reavivado el interés por los cientos de poblaciones que debido a la emigración masiva de sus gentes, están actualmente en estado de ruina. Cito aquí algunos de estos factores que me parecen destacables:

  • El precio de la vivienda ha impulsado a la población -sobre todo en las grandes ciudades- a buscar formas alternativas de acceder a una vivienda.

  • La vida cada vez más estresante de las grandes urbes y la falta de perspectivas claras de conseguir una mejor calidad de vida hace que muchas personas de planteen la posibilidad de trasladarse al medio rural.

  • Los problemas medioambientales están cada vez más presentes. Esto ha propiciado el despertar de una nueva conciencia y el deseo de integrarnos de forma más armónica con el entorno.

  • El fenómeno de la inmigración, tanto del norte y centro de Europa como de Sudamérica y Africa, provoca que muchas familias extrajeras, por diferentes motivos, quieran asentarse en España

  • La falta de infraestructuras de comunicación y servicios por las cuales muchos de estos pueblos fueron abandonados han sido parcialmente suprimidas en los últimos años con el desarrollo de algunas tecnologías que mejoran considerablemente la vida en el medio rural: energía solar y eólica aislada, conexiones a Internet satelitales, telefonía móvil, etc.

Okuoación rural

Dentro del llamado movimiento okupa existe una vertiente menos conocida orientada a la ocupación de propiedades rurales abandonadas. Este movimiento tiene sus orígenes en elneorruralismo europeo de los años de 1960 y 1970, pero es en los años de 1980 cuando empezamos a encontrar casos de ocupación rural en España.

Las ocupaciones rurales se hacen generalmente en terrenos estatales, porque los resortes de la administración pública son más lentos y pueden pasar años antes de que se tomen medidas, pero también porque existe la posibilidad de que finalmente podamos pedir una concesión del pueblo ocupado, comprometiéndonos a rehabilitar las viviendas respetando el estilo y materiales originales, como ha ocurrido en Aineto, Artosillae Ibort, en Huesca.

Aunque es tan ilegal ocupar una propiedad pública, como una privada, desde el punto de vista ético son cosas muy distintas. Los pueblos abandonados propiedad del Estado fueron expropiados en su momento en nombre del “bien común” y no están proporcionando ninguna utilidad a la sociedad. Es, en todo caso, el okupa quien está prestando un servicio, invirtiendo su dinero y esfuerzo en rehabilitar aldeas que son un bien público y que, de otra forma, terminarían desapareciendo.

Aunque desde 1996 la ocupación de lugares abandonados está tipificada como delito de usurpación en el código penal, los juzgados suelen considerar resuelta la cuestión con el desalojo de la propiedad ocupada, archivando la causa a continuación. Es decir, que casi nunca se han dictado las condenas previstas legalmente por el delito de usurpación, menos aún tratándose de pueblos completamente deshabitados y sin ninguna función social.

Muchas ecoaldeas hoy consolidadas iniciaron su desarrollo partiendo de ocupaciones realizadas hace veinte años y, con ello, han demostrado que es una opción viable a tener en cuenta a la hora de asentarse en el medio rural en caso de no dsiponer del dinero suficiente para comprar una propiedad.

Para optar por esta solución hay que estar dispuesto a vivir con cierta incertidumbre porque, de hecho, la única certeza que tendremos es que, probablemente, nunca seremos propietarios de la casa que habitemos. A cambio, podremos dedicar nuestro dinero únicamente a acondicionar la vivienda y a hacer mejoras que de cualquier forma serían necesarias.

Un proyecto de este tipo no debemos pensarlo con mentalidad de propietario, sino como si se tratase de un alquiler sin contrato. Es decir, prorratearemos el dinero invertido entre el número de meses que estimemos vivir allí. El resultado, seguramente, será una cifra ridícula si la comparamos con cualquier alquiler legal y, además, el tiempo siempre correrá a nuestro favor, algo muy positivo si queremos llegar a viejos.