Soy anarquista. soy neonazi, soy un esquinjed y soy ecologista. Soy peronista, soy terrorista, capitalista y también soy pacifista / Soy activista sindicalista, soy agresivo y muy alternativo. Soy deportista, politeísta y también soy buen cristiano / Y en las tocadas la neta es el eslam pero en mi casa si le meto al tropical... Me gusta tirar piedras, me gusta recogerlas, me gusta ir a pintar bardas y después ir a lavarlas. CAFÉ TACUBA
A la juventud la conmueve aquello que la política, en gran parte, excluye: ¿Cómo frenar la destrucción global del medio ambiente? ¿Cómo puede ser conjurada, superada la desocupación, la muerte de toda esperanza, que amenaza, precisamente, a los hijos del bienestar? ¿Cómo vivir y amar con el peligro del sida? Cuestiones todas que caen por los retículos de las grandes organizaciones políticas... Los jóvenes practican una denegación de la política altamente política. ULRICK BECK (1999)
Adoptar el punto de vista de los oprimidos o excluidos puede servir, en la etapa del descubrimiento, para generar hipótesis o contrahipótesis, para hacer visibles campos de lo real descuidados por el conocimiento hegemónico. Pero en el momento de la justificación epistemológica conviene desplazarse entre las intersecciones, en las zonas donde las narrativas se oponen y se cruzan.... El objetivo final no es representar la voz de los silenciados sino entender y nombrar los lugares desde donde sus demandas o su vida cotidiana entran en conflicto con los otros, NÉSTOR GARCIA CANCLINI (1997)
En rigor, no tiene mucho sentido la búsqueda de "una" identidad; seria más correcto pensarla a partir de su interacción con otras identidades, construidas según otros puntos de vista. Desde esta perspectiva la "autenticidad" e "inautenticidad" se toma una conceplualizacion inadecuada En la medida en que es socialmente plausible, una identidad es valida, lo que no significa que sea verdadera o falsa. RENATO ORTIZ (1996)
El control panóptico cumplía una función importante; sus instituciones eran concebidas ante todo como cosos correccionales. Su propósito aparente era retirar al preso del camino de la perdición moral que había lomado por propia voluntad o al que se había visto arrojado sin culpa suya; inculcarle hábitos que le permitieran volver al redil de la "sociedad normal"; "detener la podredumbre moral", combatir y vencer la pereza, la ineptitud, la falta de respeto por las normas sociales o la indiferencia hacia ellas; todos esos males que se sumaban para volverlo incapaz de llevar una vida normal". ZYGMUNT BAUMAN (1999)
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